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Introducción: Más Allá de la Rutina Diaria
El ejercicio físico es mucho más que una rutina para mantenernos en forma o una actividad para quemar calorías; es una fuerza transformadora que influye profundamente en nuestra salud física y mental. Su impacto trasciende la mera estética, afectando cada célula y sistema de nuestro cuerpo.
Esta influencia no se limita solo a los humanos, sino que se extiende de manera fundamental al reino animal, revelando principios biológicos conservados a lo largo de la evolución.
Para comprender la magnitud de su impacto, es crucial distinguir entre dos grandes categorías de ejercicio: el aeróbico y el anaeróbico. Aunque a menudo se les ve como opuestos, son en realidad dos caras de la misma moneda del movimiento, cada una con sus mecanismos energéticos y beneficios únicos.

La comprensión de estas distintas vías metabólicas es fundamental para apreciar la diversidad de adaptaciones fisiológicas que el cuerpo puede lograr. Este conocimiento nos permite no solo entender cómo funcionan, sino también por qué una combinación estratégica de ambos es esencial para una salud integral.
En esta entrada, desglosaremos qué implica cada tipo de ejercicio, cómo funcionan a nivel metabólico y, lo más importante, exploraremos sus efectos fisiológicos y psicológicos tanto en humanos como en animales, basándonos en la evidencia científica más reciente.
Al incluir estudios en animales, obtenemos una perspectiva comparativa y mecanicista, ya que los modelos animales proporcionan oportunidades únicas para explorar los mecanismos biológicos subyacentes que son conservados a través de las especies, informando así nuestra comprensión de la salud humana.
Ejercicio Aeróbico: El Combustible de la Resistencia
¿Qué es el ejercicio aeróbico?
El ejercicio aeróbico, comúnmente conocido como «cardio» o ejercicio cardiovascular, se define como una actividad física continua y de baja a moderada intensidad que utiliza el oxígeno para generar energía. La palabra «aeróbico» significa «con aire» o «con oxígeno», lo que subraya su dependencia de este elemento para el proceso metabólico.1
Este tipo de movimiento mejora la resistencia del corazón y los pulmones al aumentar la circulación sanguínea y optimizar la eficiencia del cuerpo en el uso del oxígeno. Las actividades aeróbicas pueden mantenerse durante largos periodos de tiempo e incluyen ejemplos comunes como caminar, trotar, correr, nadar, andar en bicicleta, bailar, remar, patinar en línea y esquí a campo traviesa.2
Incluso deportes como el tenis o las artes marciales pueden considerarse aeróbicos si se realizan de manera constante y continua, manteniendo el ritmo cardíaco elevado y la respiración ligeramente más difícil.

Para garantizar que se está realizando un ejercicio aeróbico efectivo, la intensidad puede medirse de varias maneras prácticas. Una de las más accesibles es la «prueba de hablar»: durante la actividad, se debería poder decir algunas palabras cómodamente, recuperar el aliento y seguir hablando. Si resulta difícil hablar, la intensidad es probablemente demasiado alta; por el contrario, si se puede hablar fácilmente sin quedarse sin aliento, es posible que no se esté entrenando con la suficiente intensidad.3
Otro método es monitorear el ritmo cardíaco, buscando que se mantenga entre el 60% y el 90% del ritmo cardíaco máximo (que se calcula restando la edad de 220). Finalmente, la escala de esfuerzo percibido de Borg, que va del 1 al 10, sugiere que el rango ideal para el entrenamiento aeróbico se encuentra entre 2 y 7. La inclusión de estos métodos prácticos para medir la intensidad transforma la definición teórica en una herramienta actionable para el lector, permitiéndole autoevaluar y ajustar su esfuerzo para optimizar el entrenamiento. 3
Cómo funciona: El metabolismo aeróbico y la energía
El metabolismo aeróbico es el sistema preferido por el cuerpo para obtener energía cuando hay suficiente oxígeno disponible, utilizándose principalmente en actividades de baja a moderada intensidad y larga duración.4 Las grasas y los carbohidratos son los principales combustibles para la generación de energía durante el ejercicio aeróbico en individuos bien alimentados.5 La utilización a nivel celular de este combustible tiene lugar en el ciclo de Krebs, en el interior de las mitocondrias.
La forma en que el cuerpo utiliza estas fuentes de energía no es estática; existe un cambio dinámico en la preferencia de combustible según la intensidad y duración del ejercicio. A bajas intensidades (menos del 40% del consumo máximo de oxígeno, VO2máx), la grasa es la fuente de energía predominante. A medida que la intensidad aumenta, especialmente entre el 40% y el 65% del VO2máx, la grasa sigue proporcionando una cantidad significativa de energía (aproximadamente el 50% de la requerida).
Sin embargo, a intensidades más altas (por encima del 85-90% del VO2máx), los carbohidratos se convierten en el combustible principal, ya que su metabolismo oxidativo puede activarse más rápidamente para satisfacer la demanda energética inmediata.5 Este cambio en la preferencia de combustible revela la notable flexibilidad metabólica del cuerpo.

Un aspecto crucial de este sistema es que la activación de la oxidación de grasas al inicio del ejercicio es más lenta que la de los carbohidratos. Esta característica explica por qué los calentamientos prolongados son beneficiosos para las actividades de resistencia y por qué los atletas de ultra-resistencia a menudo se enfocan en optimizar su capacidad para quemar grasas.
Si el ejercicio a intensidad moderada se extiende más allá de 1-2 horas, la grasa vuelve a ser el combustible dominante, lo que es vital para la sostenibilidad de esfuerzos prolongados y para retrasar la fatiga.5 La comprensión de esta cinética de los combustibles permite diseñar estrategias de entrenamiento y nutrición más sofisticadas.
Beneficios en humanos
El ejercicio aeróbico ofrece una amplia gama de beneficios que impactan profundamente la salud física y mental de los humanos.
Salud Cardiovascular y Respiratoria
El entrenamiento aeróbico fortalece el corazón y los pulmones, mejorando su eficiencia y resistencia general.3 Durante la actividad, el corazón late más rápido, aumentando el flujo sanguíneo a los músculos y de vuelta a los pulmones, mientras que los pequeños vasos sanguíneos (capilares) se ensanchan para una mejor entrega de oxígeno y eliminación de desechos como el dióxido de carbono y el ácido láctico.7
Un corazón más fuerte no necesita latir tan rápido en reposo y bombea la sangre de manera más eficaz, lo que mejora el flujo sanguíneo a todas las partes del cuerpo y disminuye la frecuencia cardíaca. Además, contribuye a la reducción de la presión arterial.8
Este tipo de ejercicio es fundamental para reducir el riesgo de padecer numerosas afecciones, incluyendo enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares y miocardiopatía isquémica.7 También mejora el perfil lipídico al aumentar la lipoproteína de alta densidad (HDL), conocida como el colesterol «bueno», y reducir la lipoproteína de baja densidad (LDL), el colesterol «malo», lo que ayuda a prevenir la acumulación de placas en las arterias.8
Un hallazgo relevante es que la actividad física también reduce los niveles de proteína C reactiva (CRP), un biomarcador de inflamación que se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, señalando un efecto antiinflamatorio sistémico.7

Control de Peso y Metabolismo
Combinado con una dieta saludable, el ejercicio aeróbico es una herramienta excepcionalmente efectiva para el control y la pérdida de peso, ayudando a mantener los resultados a largo plazo.8 Modifica la composición corporal, favoreciendo el aumento de masa muscular y la reducción de grasa corporal, incluyendo la grasa abdominal y visceral.10
Se ha observado que el ejercicio aeróbico interválico, realizado a una intensidad del 65-70% del consumo máximo de oxígeno (VO2máx), es particularmente eficiente para la pérdida de peso.10 Este enfoque subraya que la forma de ejercicio aeróbico puede optimizar resultados específicos.
A nivel metabólico, el ejercicio aeróbico mejora la sensibilidad a la insulina, los niveles plasmáticos de glucosa en ayunas y ayuda a controlar la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico. También impacta positivamente los niveles de colesterol y la inflamación crónica.8 Estos efectos demuestran que el ejercicio aeróbico induce adaptaciones celulares y moleculares que explican su profundo impacto en la prevención y manejo de enfermedades crónicas, actuando como una intervención sistémica que aborda múltiples vías patológicas simultáneamente.
Impacto en la Salud Mental y Cognitiva
El ejercicio aeróbico tiene un impacto profundo y multifacético en el bienestar mental y la función cognitiva. Mejora el estado de ánimo, alivia la melancolía de la depresión, reduce la tensión asociada con la ansiedad y promueve la relajación.8
Estos efectos están mediados, en parte, por la liberación de endorfinas, que son analgésicos naturales del cuerpo que promueven una mayor sensación de bienestar y euforia, similar a la morfina endógena, pero sin contraindicaciones. Además, incrementa la producción de norepinefrina, un químico que modera la respuesta del cerebro frente al estrés.11
A nivel cognitivo, la actividad física regular ayuda a proteger la memoria, el razonamiento, el juicio y las habilidades de pensamiento en adultos mayores, y puede mejorar la función cognitiva en niños y adultos jóvenes. Un aspecto notable es que el ejercicio promueve la creación de nuevas neuronas, un proceso conocido como neurogénesis, y ayuda a reducir la neuroinflamación, lo que contribuye a proteger contra el deterioro cognitivo, incluida la prevención de la aparición de la demencia y el Alzheimer.8

La investigación ha demostrado que el ejercicio puede ser tan eficaz como los fármacos antidepresivos para la depresión leve a moderada, y mantener un horario de ejercicio puede incluso evitar recaídas.12 Este hallazgo posiciona el ejercicio no solo como una terapia complementaria, sino como una intervención primaria de bajo costo con un potencial clínico significativo.
Además, se ha observado que al agregar un elemento de atención plena (mindfulness) durante el ejercicio, enfocándose en las sensaciones corporales, se pueden potenciar sus beneficios para la salud mental, interrumpiendo el flujo de preocupaciones y angustia. El ejercicio, en esencia, «alimenta los atenuadores de estrés del cerebro».14
Perspectivas desde el reino animal: Estudios y hallazgos fisiológicos
Los estudios en modelos animales son fundamentales para desentrañar los mecanismos fisiológicos subyacentes del ejercicio, a menudo permitiendo investigaciones a un nivel celular y molecular que serían inviables o éticamente complejas en humanos.
En animales como los caballos, el ejercicio aeróbico utiliza principalmente carbohidratos y, en menor proporción, grasas. El entrenamiento aumenta la cantidad de enzimas responsables de la descomposición de los ácidos grasos, lo que permite un ahorro de glucógeno durante el ejercicio prolongado y es crucial para retrasar la fatiga.6

La cantidad de oxígeno que utiliza un organismo, conocida como «consumo de oxígeno» (VO2), y su máximo (VO2máx), se miden y estudian en animales, demostrando que está determinado genéticamente y que depende fundamentalmente del entrenamiento y del tamaño corporal.6
Modelos de enfermedad en animales han proporcionado información valiosa. Por ejemplo, estudios en ratas genéticamente obesas (raza Zucker), que presentan obesidad, resistencia a la insulina, hipertrigliceridemia e hipertensión arterial debido a una mutación en el receptor de la leptina, han valorado los efectos de programas de entrenamiento aeróbico.
Se ha observado que el ejercicio aeróbico interválico no solo previene la obesidad en estos modelos, sino que también mejora la sensibilidad a la insulina, los niveles plasmáticos de glucosa en ayunas, el colesterol, la hipertensión y la inflamación crónica.10 Estos hallazgos reflejan beneficios similares a los observados en humanos con síndrome metabólico, subrayando el potencial del ejercicio para combatir estas condiciones.
Además, investigaciones tanto en animales como en humanos han revelado que el entrenamiento físico aeróbico regular y moderado incrementa la capacidad antioxidante y reduce el estrés oxidativo producido por el ejercicio. Esto subraya un mecanismo de adaptación fundamental conservado entre especies, que contribuye a la longevidad y la salud general de los tejidos.
Es importante destacar que, si bien el ejercicio es inmensamente beneficioso, los estudios en modelos animales también ofrecen advertencias cruciales. Por ejemplo, un estudio en modelos animales muestra que el ejercicio de alta intensidad podría favorecer las lesiones vasculares a largo plazo.
Esta observación subraya que «más no siempre es mejor» y que la intensidad debe ser cuidadosamente considerada. Este tipo de hallazgos en modelos animales puede servir como una alerta temprana, informando las recomendaciones de ejercicio para humanos y enfatizando la importancia de un enfoque equilibrado y adaptado para evitar posibles efectos adversos.
Ejercicio Anaeróbico: La Chispa de la Potencia
¿Qué es el ejercicio anaeróbico?
El concepto «anaeróbico» significa «en ausencia de oxígeno». Por lo tanto, el ejercicio anaeróbico es aquel que se realiza en condiciones de ausencia o escasez de oxígeno, caracterizado por ráfagas de movimiento breves y de alta intensidad con el máximo esfuerzo. Estos ejercicios pueden durar solo unos segundos o extenderse un poco más de un minuto.
A diferencia del ejercicio aeróbico, la actividad anaeróbica es lo suficientemente intensa como para que no se pueda mantener una conversación durante su ejecución; si se puede hablar fácilmente, es probable que se esté realizando un ejercicio aeróbico. Esta intensidad elevada a menudo lleva a la creación de ácido láctico en los músculos, lo que causa una sensación de ardor y es una señal para el cuerpo de que es hora de detenerse y recuperarse.

La actividad anaeróbica se compone de entrenamiento de fuerza (como el levantamiento de pesas), el entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT), ejercicios pliométricos, saltar la cuerda, carreras de velocidad (sprints de 100 metros planos), y deportes explosivos como el fútbol o el baloncesto.
Cómo funciona: El metabolismo anaeróbico y la energía rápida
El ejercicio anaeróbico es una actividad donde el metabolismo se desarrolla exclusivamente en los músculos y sus reservas de energía, sin usar el oxígeno de la respiración. Este sistema proporciona energía de forma casi instantánea, permitiendo al cuerpo responder rápidamente a las exigencias de esfuerzos máximos y breves donde la demanda de energía supera la disponibilidad de oxígeno.
Principalmente, el cuerpo utiliza dos sistemas para generar esta energía rápida:
- Sistema de Fosfocreatina (ATP-PC): Este mecanismo utiliza la fosfocreatina almacenada en los músculos para generar ATP (trifosfato de adenosina) de manera inmediata. Es ideal para esfuerzos explosivos de menos de 10 segundos, como un salto o un sprint muy corto.6
- Glucólisis Anaeróbica: Este proceso descompone la glucosa para producir energía, generando lactato como subproducto. Suele ser predominante en actividades que duran entre 10 segundos y 2 minutos, como carreras de 400 metros o series de pesas.6
Ambos sistemas trabajan conjuntamente para garantizar que el cuerpo pueda responder a demandas de energía inmediata. Sin embargo, su capacidad es limitada, lo que explica por qué no podemos mantener esfuerzos de alta intensidad durante mucho tiempo.
La acumulación de lactato es la principal desventaja de este sistema, ya que contribuye directamente a la fatiga muscular.6 La diferenciación entre estas dos vías proporciona una visión más profunda de cómo el cuerpo optimiza la potencia en función de la duración del esfuerzo.
Beneficios en humanos
El ejercicio anaeróbico ofrece un conjunto de beneficios distintos y complementarios a los del ejercicio aeróbico, impactando la fuerza, la composición corporal y la salud mental.
Fuerza Muscular, Potencia y Densidad Ósea
El ejercicio anaeróbico es fundamental para el desarrollo de la fuerza muscular y la potencia, aumentando la masa muscular (hipertrofia) y la capacidad de generar fuerza explosiva. Este tipo de entrenamiento también mejora la coordinación neuromuscular, permitiendo contracciones musculares más rápidas y coordinadas.9
Un beneficio crucial es el incremento significativo de la densidad mineral ósea, lo que es vital para la prevención de la osteoporosis y la reducción del riesgo de lesiones. Además, el entrenamiento de fuerza ha demostrado ser muy beneficioso en ámbitos de rehabilitación deportiva y prevención de lesiones.
Composición Corporal y Metabolismo Basal
El ejercicio anaeróbico contribuye al control del peso y a la mejora de la composición corporal al aumentar la masa muscular magra y reducir la grasa corporal. Un beneficio metabólico significativo es el incremento del gasto energético en reposo, conocido como metabolismo basal, que puede mantenerse elevado hasta 48 horas después de una sola sesión de entrenamiento de fuerza.

Esto significa que el cuerpo sigue quemando calorías a una tasa elevada incluso en estado de reposo, lo que es una estrategia poderosa y a largo plazo para el control de peso y la mejora de la composición corporal. Además, mejora la resistencia muscular localizada, lo que es beneficioso para actividades que requieren esfuerzos intensos y repetidos en grupos musculares específicos.
A nivel hormonal, el ejercicio anaeróbico favorece la síntesis proteica muscular y la liberación de hormonas anabolizantes como la hormona del crecimiento (GH) y las somatomedinas (IGF), cruciales para el crecimiento y reparación de tejidos. También influye en la relación testosterona-cortisol, un índice utilizado para detectar el inicio del sobreentrenamiento, lo que revela una profunda influencia hormonal en la adaptación y recuperación del cuerpo.
Impacto en la Salud Mental y el Comportamiento
Similar al ejercicio aeróbico, el ejercicio anaeróbico contribuye a la liberación de endorfinas, lo que mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y alivia la ansiedad. También mejora la autoestima, la memoria y protege contra el deterioro cognitivo.
Un beneficio psicológico único del entrenamiento anaeróbico es que aumenta la «resistencia» al dolor y el umbral de dolor. Esta es una adaptación directa a la tolerancia del ácido láctico y el malestar asociado con el esfuerzo intenso, lo que puede traducirse en una mayor resiliencia mental en otros aspectos de la vida. La capacidad de empujar los límites físicos y superar el malestar inherente a los esfuerzos de alta intensidad puede contribuir significativamente a una sensación de logro y autoeficacia.
Perspectivas desde el reino animal: Estudios y hallazgos fisiológicos y psicológicos
Los estudios en animales han sido fundamentales para desvelar los mecanismos fisiológicos y psicológicos del ejercicio anaeróbico, a menudo proporcionando una comprensión detallada a nivel neuroquímico y celular.
En la fisiología animal, el ejercicio anaeróbico de corta duración utiliza principalmente carbohidratos como sustrato energético, a través de las vías de fosfágeno y glucólisis anaeróbica. La acumulación de lactato es un indicador clave de fatiga muscular, con niveles de 4 mMol/L considerados un umbral anaeróbico significativo.6
A nivel neurobiológico y psicológico, las investigaciones en roedores han explorado el efecto del ejercicio físico sobre el sistema serotoninérgico (5-HT), un neurotransmisor clave en el estado de ánimo y la ansiedad. Los resultados sugieren que el ejercicio puede prevenir el aumento de la concentración de 5-HT inducido por el estrés y activar receptores específicos (5-HT1A postsináptico) que alivian la ansiedad. También se ha observado una mejora en el metabolismo del triptófano (precursor de 5-HT) a través del gen Tdo2, ofreciendo un efecto protector contra el estrés.

Sin embargo, la investigación en este campo no es unánime, lo que subraya la complejidad del sistema serotoninérgico. Algunos estudios sugieren que el efecto de la 5-HT puede depender de la zona cerebral estudiada (ansiogénico en la parte medial, ansiolítico en la lateral del núcleo rafe dorsal) y que el ejercicio de alta velocidad podría no tener el mismo efecto ansiolítico que el de baja velocidad.
Esta falta de unanimidad y la mención de la baja calidad metodológica de algunos estudios revelan la complejidad de la investigación científica y la necesidad de más estudios de alta calidad para comprender completamente los mecanismos.
El ejercicio también ha mostrado mejorar la interacción social en ratones no estresados. En el ámbito del comportamiento canino, el entrenamiento de fuerza ha demostrado reducir el estrés mediante la liberación de neurotransmisores como dopamina y serotonina, y la disminución de cortisol, la hormona del estrés. Contribuye a la mejora de comportamientos problemáticos como la hiperactividad, ansiedad o agresividad, aumentando los niveles de oxitocina, una hormona relacionada con los vínculos sociales y la confianza.
Además, fomenta la neuroplasticidad (el desarrollo de nuevas conexiones neuronales) y mejora la coordinación motora y la propiocepción (la capacidad de percibir la posición y el movimiento del cuerpo en el espacio). Esto, a su vez, puede aumentar la autoeficacia del perro, promoviendo una mayor confianza en sí mismo y en su capacidad para realizar tareas.
La Sinergia Perfecta: ¿Por Qué Necesitamos Ambos?
Aunque el ejercicio aeróbico y el anaeróbico tienen beneficios distintos y operan a través de diferentes sistemas energéticos, son profundamente complementarios. El ejercicio aeróbico construye una base sólida de resistencia cardiovascular y pulmonar, mejorando la eficiencia del corazón y la capacidad de utilizar oxígeno, mientras que el anaeróbico desarrolla fuerza, potencia y masa muscular, fortaleciendo el sistema musculoesquelético. Ignorar uno en favor del otro resultaría en un desarrollo físico incompleto y una salud subóptima.
La combinación de ambos tipos de ejercicio es una estrategia óptima respaldada por organizaciones profesionales y la investigación. El Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) recomienda explícitamente la integración del entrenamiento con cargas (anaeróbico) con el entrenamiento aeróbico, especialmente si se buscan pérdidas de peso, debido a los beneficios sinérgicos de ambas cualidades.10 Esta recomendación subraya que para obtener resultados óptimos, a menudo se requiere un enfoque multifacético.

La evidencia científica también apoya esta sinergia. Estudios recientes resaltan que los programas que combinan intervalos de ejercicio con cierto grado de intensidad (que a menudo mezclan elementos aeróbicos y anaeróbicos) pueden ofrecer mayores beneficios, especialmente en parámetros del síndrome metabólico y la composición corporal.
La investigación en modelos animales, como las ratas Zucker, también está explorando los efectos de programas de entrenamiento que combinan ejercicio aeróbico interválico con entrenamiento de fuerza, buscando optimizar los resultados para condiciones metabólicas complejas.10
Este enfoque en el entrenamiento combinado en la investigación animal sugiere que la comunidad científica está convergiendo en la idea de que para abordar problemas de salud complejos, un enfoque multi-modal es superior, validando la tendencia hacia entrenamientos más integrales.
La adaptabilidad del cuerpo a diferentes demandas energéticas y la especialización de las fibras musculares es notable. Mientras el ejercicio aeróbico se enfoca en las fibras musculares tipo I (contracción lenta) para la resistencia, el anaeróbico recluta las fibras tipo IIa y IIb (contracción rápida) para la fuerza y la potencia.9
Muchos deportes y actividades de la vida diaria, tanto en humanos como en animales, requieren una mezcla dinámica de ambos metabolismos. Por ejemplo, en una carrera de Mushing (un deporte aeróbico de resistencia en perros), un sprint corto para adelantar a otro tiro constituye un lapso anaeróbico dentro de la pauta general de aerobiosis de esta disciplina.
Un entrenamiento integral que incorpore ambos tipos de ejercicio prepara al cuerpo para una gama más amplia de demandas físicas, mejorando el rendimiento deportivo y la capacidad funcional en general.
La prescripción de ejercicio es un balance delicado entre estímulo y adaptación, con un ojo en la individualidad y la prevención de riesgos. Si bien la mayoría de los estudios enfatizan los beneficios, es crucial recordar la advertencia de un estudio en modelos animales que sugiere que el ejercicio de alta intensidad podría favorecer las lesiones vasculares a largo plazo.
Esto subraya la importancia de un enfoque equilibrado y progresivo en el entrenamiento, evitando el exceso y adaptándose a las capacidades individuales. La efectividad y seguridad de un programa de ejercicio dependen de factores individuales como el nivel de condición física inicial, la genética y la edad.3 Por lo tanto, la «sinergia perfecta» no es una fórmula única, sino un balance cuidadosamente calibrado entre diferentes tipos de estímulos, adaptado a las necesidades y capacidades de cada individuo.
Para una visión clara de las diferencias y complementariedades, la siguiente tabla resume las características clave de ambos tipos de ejercicio en humanos:
Tabla 1: Comparativa de Ejercicio Aeróbico vs. Anaeróbico (Humanos)
Característica | Ejercicio Aeróbico | Ejercicio Anaeróbico |
Definición | Movimiento continuo que usa oxígeno para energía prolongada 1 | Ráfagas breves de alta intensidad sin oxígeno 17 |
Intensidad | Baja a Moderada 2 | Alta a Máxima 18 |
Duración | Prolongada (minutos a horas) 2 | Corta (segundos a ~2 minutos) 18 |
Fuente Principal de Energía | Grasas y carbohidratos con oxígeno 4 | Fosfocreatina y glucosa sin oxígeno 6 |
Subproducto Clave | Dióxido de carbono, agua | Ácido láctico 6 |
Ejemplos | Correr, nadar, ciclismo, caminar 2 | Levantamiento de pesas, sprints, HIIT, saltos 18 |
Beneficios Clave (Fisiológicos) | Resistencia cardiovascular, salud pulmonar, control de peso, reducción de riesgo de enfermedades crónicas 3 | Fuerza, potencia, masa muscular, densidad ósea, metabolismo basal elevado post-ejercicio 18 |
Beneficios Clave (Psicológicos) | Mejora del ánimo, reducción de estrés/ansiedad, mejora cognitiva, neurogénesis 8 | Resistencia al dolor, mejora de la autoeficacia, neuroplasticidad (compartidos con aeróbico) 11 |
La siguiente tabla resume los efectos clave del ejercicio en animales, destacando la importancia de estos modelos para la investigación:
Tabla 2: Efectos Clave del Ejercicio en Animales (Fisiológicos y Psicológicos)
Tipo de Ejercicio | Animal Modelo | Efecto Fisiológico Clave | Efecto Psicológico/Comportamental Clave | Referencia |
Aeróbico | Caballos | Aumento de enzimas de desdoblamiento de ácidos grasos, ahorro de glucógeno 6 | N/A | 6 |
Aeróbico | Ratas Zucker (obesas) | Prevención de obesidad, mejora de sensibilidad a la insulina, glucosa, colesterol, hipertensión, inflamación 10 | N/A | 10 |
Aeróbico | Roedores | Incremento capacidad antioxidante, reducción estrés oxidativo 15 | Prevención deterioro cognitivo, reducción ansiedad 28 | 15 |
Anaeróbico | Roedores (ratones/ratas) | Acumulación de lactato, fatiga muscular 6 | Mejora interacción social (no estresados), prevención concentración 5-HT por estrés, activación receptor 5-HT1A (ansiolítico), mejora metabolismo triptófano (gen Tdo2) 25 | 6 |
Anaeróbico (Entrenamiento de Fuerza) | Perros | Mejora coordinación motora, propiocepción 26 | Reducción estrés (dopamina, serotonina, cortisol), reducción hiperactividad/ansiedad/agresividad (oxitocina), mejora neuroplasticidad, aumento autoeficacia 26 | 26 |
Nota de Precaución | Modelos Animales | Lesiones vasculares a largo plazo con ejercicio de alta intensidad 16 | N/A | 16 |
Conclusión: Un Paso Hacia una Vida Más Plena
Hemos explorado el fascinante mundo del ejercicio aeróbico y anaeróbico, descubriendo que cada uno, con sus mecanismos energéticos y características distintivas, aporta un conjunto único de beneficios.
El ejercicio aeróbico, el «combustible de la resistencia», fortalece nuestro sistema cardiovascular, optimiza el metabolismo de grasas y carbohidratos, y nos dota de una resistencia duradera. El ejercicio anaeróbico, la «chispa de la potencia», construye fuerza muscular, potencia, densidad ósea y acelera nuestro metabolismo basal, incluso en reposo.
Lo más notable es que ambos tipos de ejercicio tienen profundos efectos positivos en nuestra salud mental y cognitiva, liberando hormonas del bienestar, reduciendo el estrés y la ansiedad, mejorando la memoria y fomentando la neurogénesis.
Los estudios en animales han sido cruciales para desvelar los mecanismos profundos detrás de estos beneficios, desde adaptaciones metabólicas y neurobiológicas hasta mejoras conductuales, demostrando la universalidad del poder del movimiento a través de las especies. Sin embargo, también nos recuerdan la importancia de la moderación, ya que incluso el ejercicio puede tener efectos adversos si la intensidad es excesiva.
La ciencia es clara: la verdadera clave para una salud integral y un rendimiento óptimo no reside en elegir entre ejercicio aeróbico o anaeróbico, sino en la integración inteligente y estratégica de ambos. Al combinar estas dos modalidades, no solo potenciamos nuestros sistemas fisiológicos y psicológicos, sino que también entrenamos a nuestro cuerpo para ser más adaptable y resiliente frente a los desafíos de la vida. Es un testimonio de la sabiduría de la naturaleza, donde el movimiento variado es esencial para la supervivencia y el bienestar.
El ejercicio no es solo una obligación, sino una elección de estilo de vida que fomenta una salud y bienestar duraderos.30 Al integrar conscientemente tanto el ejercicio aeróbico como el anaeróbico en la rutina diaria, se da un paso poderoso hacia una vida más plena, más fuerte y más vibrante. Se recomienda consultar a profesionales del fitness o de la salud para diseñar un plan adaptado a las necesidades y objetivos individuales, y experimentar el poder transformador del movimiento.
Referencias
Desplegar
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